Las imágenes especulares encierran, en su perfecta simetría, anomalías ocultas. Son el espacio de lo(s) otro(s) no dicho(s), lo deseante, y deseado. Atravesarlas, recorrerlas, descomponerlas, jugar, perder(se)

lunes, 14 de mayo de 2007

la mujer se llamaba deseo







Marilyn o la mujer soñada. El cuerpo perfecto, suave, sensual, magnético que se oculta y se muestra a partes iguales. La cicatriz que rompe la perfección de su piel altera el equilibrio de su cintura, divinizándola más si cabe.

Su belleza no está en la perfección, sino en la debilidad imprimida por las marcas que deja la vida, o una operación.

¿Cómo no admirar su rostro, sus labios, su figura? Icono hipertextualizado, simulacro del deseo, pero deseo en sí mismo. Marilyn, belleza rubia y exuberante, mil veces repetida, pero eternamente desconocida.



Ante el recuerdo de un cuerpo así... ¿qué hacer si alguien te da una pistola con 100 balas irrastreables para vengar la muerte, no accidental, de esta mujer? Ir a un lugar público donde asesinar al asesino sea más fácil, donde se pierda la pista de esa muerte, donde los millones de personas que asistan en directo a la misma no sean capaces de ver de dónde viene la bala que acabe con su vida. Esto es lo que nos cuentan Azzarelo y Risso en 100 balas. No es una tragedia el magnicidio, es una venganza, es justicia, ¿o no?





- ... parece como si fuera ayer cuando estábamos juntos, nena. Esa maravillosa sonrisa tuya...

... esas piernas, dios, esas piernas.

... dios.

... te hecho tanto de menos.

- Era la mujer más hermosa del planeta.

- Si, lo era.

- A los ojos del mundo, lo seguirá siendo. La única ventaja de morir joven.

- No parece gran cosa.

- Para usted no lo es. Pero algo es algo.

- Supongo.



(100 balas, extracto del número 27 de la serie americana: "de ídolos y conjeturas", Azzarello y Risso)



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