Para no caer, agarrarse con fuerza
a las cosas pequeñas.
A los vales para organizar la pereza,
a crear talleres por los salones. Al olor del café
recién hecho. A que me lean el periódico, tirada
en un parque. A tus cosquillas irrespetuosas con
mi sueño, a mi sueño, irrespetuoso con el orden.
A quererte, los ratos que puedo,
los que aún quedan.
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5 comentarios:
Para no caer,
olvidarse de la luna
y comenzar a propronerse lo inasible,
noche tras noche,
hasta notar su presencia,
y entonces,
no dudar en abandonarlo.
Para no caer,
dejar de tener miedo
a caerse,
y reírse, a carcajada limpia (qué bonita expresión), mientras nos lanzamos al vacío.
Igual aprendemos a volar.
Para no caer
dejarse de epitafios,
de arrancar las hojas
al calendario.
Dejar de pensar que
ya no que
nunca más que
todo ha sido
ya por siempre
dado.
Para no caer,
parir desde el tuétano
cada mirada
y alimentar lo inútil
hasta que pueda valerse,
entre tanta trascendencia,
por sí mismo.
Para no caer,
olvidarse de esperar
futuros y miradas,
inventarse
presentes impregnados
de fugacidad inmortal,
retozar, infantiles,
por las esquinas ocultas
de la ciudad.
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