¿Dónde estuvimos en envite feroz? Las noches-suspiro me enfrentan en espiral oscura, hacia el centro térreo de mi vientre. Tumbadora-hembra-mujer-seducción compulsiva.
Leche oscura entre las viñetas que engendra mi sombra; leche incandescente, atada a una luz que se olvida de brillar. Nubes en mis pupilas, difuminan lo turbio de la palabra, de la esquina de la voz; hacen verlo todo con la diáfana lucidez del miedo.
Y miedo queda, tras la sábana, tras el día.
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